Jesucristo como profeta declaraba lo que vendría en los tiempos después de él:

"... y tanto aumentará la maldad que el amor de muchos se enfriará. Pero el que resista hasta el fin, será salvo."

Mateo 24:12

✽

Este aumento de la maldad es algo que se viene gestando muy sutilmente, es ni más, y ni menos que la perdida de los buenos valores y ausencia de la integridad. Es un deslizarse constante de décadas y siglos de la humanidad hacia la maldad sin tapujos. Ya que estamos en unos tiempos donde, se pierden contrastes importantes, y se inculca que todo está bien y que todo da igual. Y eso es un gran engaño disfrazado, no da todo igual para quien tiene valores sanos e íntegros. Y hablo de los que ha puesto el Señor en nosotros y los que viene enseñando hoy. Los valores de Cristo son como la sal, que preserva la carne para que no se pudra, así la palabra de Dios nos preserva y aparta del pecado para que no nos echemos a perder, para que no nos corrompamos.

"Toda buena dádiva y todo don perfecto viene de lo alto, desciende del Padre de las luces, con el cual no hay cambio ni sombra de variación."

Santiago 1:17

✽

Hablando del mundo espiritual y de los valores con los que se conduce una persona al tomar decisiones, no del arte obviamente, Dios es luz y satanás es oscuridad completa. Tenemos que tener cuidado con las variaciones de sombras que dejamos entrar a nuestras vidas y procurar el no deslizarnos suavemente, lo cual puede ser un proceso muy sutil de muchos años. Sí debemos ser llenos del amor de Dios y amar a todos aún aquellos que andan en tanta oscuridad, porque nunca debemos sentirnos superiores a nadie y podemos además mediante la oración sacar a todo aquel que está en tinieblas, así como alguna vez han hecho por nosotros. (No olvidar nunca de donde nos sacó el Señor).

Y los que perseveren en la fe hasta el final de este camino, serán salvos.

La Palabra de Dios es como Sal que nos preserva y si estamos salados, salamos al prójimo en esta tierra y también como saleritos (salero pequeño) instrumentos de Dios somos, y por ende la sal de la tierra.

✽