. Enseñanza 29

Tenemos está autoridad en nuestra boca, espada de Dios la cual debemos utilizar con diligencia y emplearla para predisponernos y afirmar nuestra identidad de Vencedores.
Si estamos atravesando situaciones difíciles, seguramente necesitamos palabra que nos anime para vencer y cerrar los oídos al lenguaje de la incredulidad, que nada tiene que ver con Dios.
Las palabras de ánimo de alguien más, siempre son muy importantes,

La palabra de Dios declarada en nuestra boca es un arma espiritual. Supongamos que somos caballeros épicos y que estamos frente a nuestro enemigo ya vencido por Cristo, tenemos una espada pero en lugar de desenfundarla, nos declaramos rendidos ante nuestro oponente. Nadie lo haría verdad? Tal vez porque está todo delante de nuestra vista y nos resulta más fácil entender nuestra situación, debido a que podemos ver nuestra vestimenta de guerreros, el escenario de batalla, la tierra prometida al horizonte, el enemigo frente a nosotros balbuceando como un ratón y nuestra espada forjada a fuego por Dios. Y como si fuera poco el Espíritu del Señor a nuestro lado, un ejército de ángeles a nuestro favor, y cielos abiertos donde asoma el trono de Dios. Tenemos todo un público.

Tal vez por vista sea más fácil. Pero el Señor dijo que la fe no es por vista, es una convicción, una certeza a la que nos tenemos que aventurar y una vez que comenzamos a practicar el caminar sin ver con nuestros ojos naturales, es decir por fe, nuestros ojos espirituales comienzan a abrirse.
Todos nuestros enemigos están vencidos de antemano, absolutamente todos sin excepción, por eso Dios se ríe de ellos!!! Tenemos gran ventaja ganada por Cristo, porque en su Nombre todos se sujetan. De la única manera en la que el enemigo de nuestras almas nos gana ventaja es cuando nos roba la fe. Y sin fe nuestro espíritu humano pierde su visión, la fe son los ojos de nuestro espíritu.

Debemos creerle a Dios, no importa que difícil es lo que vemos, tomemos la espada de Dios y declaremos cada día con nuestra boca toda la palabra de fe que nos dio. En nuestra boca puede estar el desánimo que mata nuestra fe o la palabra de Dios la cual es alimento para todo nuestro ser y es vida en abundancia.
Con las palabras de nuestra boca vencemos, empuñamos espada de Dios.
Las promesas de Dios vienen, el Señor no rompe sus promesas nunca, pero debemos llegar al tiempo de su cumplimiento, porque el desánimo que nos agolpa viene para sacarnos del camino, para que nos rindamos por completo.

Y ante esto hago una pregunta: Por qué se tomaría tantas molestias el enemigo de nuestras almas en robarnos la fe si Dios no tiene pensado cumplir lo que nos prometió?

Será que sabe muy bien que cada promesa tiene su cumplimiento y cuál es el potencial del propósito al que Dios nos lleva?

Será que sabe muy bien cuál es nuestro potencial en ese tiempo y espacio?

Sí, sabe muy bien todo y está desesperado por echar todo a perder, porque se sabe perdedor.
Pero la buena noticia, una vez más, es que el Señor es el que camina con nosotros y nos entrena en la fe, y el espíritu de desánimo que viene a robarnos el aliento esta bajos los pies de Cristo, ya está vencido. Debemos tomar nuestro lugar junto a Cristo cada día hasta que llegue la manifestación de todo lo que esperamos
y luego....y luego vendrán nuevos desafíos de fe.
Y vamos en aumento en fe, en valentía, en fuerzas, en gozo, etc.

O también leyéndola y meditando la Palabra. Y esto pasa porque la palabra de Dios es Cristo, él es el Verbo de Dios.

Cuanto más nos llenamos del Señor en su presencia y de su palabra, más lo conocemos. Pasar tiempo con él, estar en continua comunión con él nos sostiene día a día, y es la mejor manera de conocerlo y acrecentar nuestra fe.

Mientras la respuesta llega nos sumergimos en su presencia y buscamos deleite en él. El es nuestro refugio en todo momento.

Deléitate en el Señor y no pierdas la fe, escondidos en Cristo llegamos a la meta sin que nadie nos saque del camino. 

La confianza en el Señor nos evita el caer en el desmayo. Habla el salmista de bondad, estaba plenamente seguro de que Dios es bondadoso y que sus tiempos no son una acción de maldad sino que todo tiene un proceso, el Señor pelea por nosotros día y noche. Hay tiempos y procesos en los cuales Dios pelea por nosotros. Cada visión, sueño o palabra que Dios nos da es revelación veraz, que tenga un tiempo en cumplirse no quiere decir que no sea cierto, mucho menos que el Señor mienta. El nos afirma una y otra vez que su respuesta viene y nos muestra los procesos, para ayudarnos en la fe y para hacernos parte de su obrar, al igual que hace un amigo.

UP!